Pero mientras el país atraviesa su peor recesión en más de un siglo y el Congreso discute un paquete de austeridad fiscal, muchos proyectos están siendo revaluados y ajustados a las restricciones presupuestarias de tiempos de crisis.
Jungmann dio una entrevista a la AFP el viernes, a poco de viajar a Cannes, donde recibirá el dispositivo de casi seis toneladas y 2.100 millones de reales de costo (unos 617 millones de dólares), que luego será conducido a la base Kourou, en la Guayana Francesa.
P: ¿La crisis permite pensar que habrá nuevos proyectos de defensa?
R: Sabemos que vamos a pasar a un nuevo régimen fiscal, llamado techo de gastos (que congela el gasto público por 20 años). Y sabemos que vamos a tener que racionalizar, podar proyectos. Algunos están en un grado de maduración que no tienen vuelta atrás, como el submarino atómico, o los cuatro submarinos convencionales también desarrollados con Francia, de los cuales tres ya están en construcción. El satélite está concluido y en el caso de los Gripen [cazas de combate comprados a Suecia] el acuerdo financiero es suficientemente elástico. Hay otros que vamos a tener que reevaluar.
La situación nos ha llevado a hacer ciertos ajustes, que son siempre difíciles pero que son reales, y como le dije al presidente de la DCNS [grupo del sector naval de defensa francés, propiedad del Estado y del grupo Thalès], la decisión de este gobierno es mantener la sociedad con Francia. Ahora, tendremos que adecuarnos a nuestra realidad presupuestaria y al nuevo régimen fiscal que está siendo votado en el Congreso.
P: ¿Por qué un programa satelital?
R: Es un proyecto estratégico para la defensa brasileña, para el gobierno, y representa un salto tecnológico de las comunicaciones. Nos permite una adquisición y una transferencia de tecnología esencial para que en un futuro podamos alcanzar un estándar tecnológico que hoy no tenemos. Va a estar estacionado sobre el Ecuador y su primer foco será toda América del Sur, incluyendo el Atlántico Sur y llegando hasta la costa occidental de África. Lo que llamamos el entorno estratégico de Brasil.
P: ¿Qué cambios va a generar?
R: Va a permitir una gran expansión de la banda ancha, su universalización, lo que es un enorme avance para toda la sociedad. Va a permitir que llegue a lugares remotos, como Amazonia por ejemplo. Significará un enorme avance en términos de comunicación, rapidez y flujo. Dará soporte (...) al sistema de informaciones segregada y segura de toda la defensa brasileña.
Pasaremos a controlarlo en territorio brasileño (y) todas las comunicaciones gubernamentales también van a ser realizadas a través del satélite.
P: ¿Por dónde pasan las principales preocupaciones hoy?
R: Nuestra principal preocupación es la seguridad. Estamos pasando por un momento difícil, específicamente en Rio de Janeiro, pero también en todo Brasil, y eso tiene relación con las fronteras.
Brasil tiene la tercera mayor frontera terrestre del mundo, con 17.000 kilómetros, y la marina es la mayor del Atlántico Sur: tiene 7.500 kilómetros. Son un punto crítico porque algunos de nuestros vecinos son grandes productores de drogas y Brasil se convirtió, desgraciadamente, sobre todo en los centros metropolitanos, en un consumidor de drogas. Se generó un mercado integrado, tanto en drogas como en armas.
Foto: AFP
Titulares por email