En concreto, hasta las 17.00 GMT de este martes, los contagios totales del continente se cifraban en 1.661.397, las altas en 1.363.180 y los fallecimientos en 40.012, según los últimos datos recopilados por Efe a partir de la información de los gobiernos, de la Unión Africana y de la Universidad Johns Hopkins (EEUU).
Estos datos suponen que África, una región donde vive aproximadamente el 15 % de la población mundial, tiene buenas tasas de recuperación y acumula poco más de un 4 % de los casos totales de COVID-19 registrados en el planeta y solo un 3,6 % de las muertes.
Cinco países suman algo más de dos tercios de los contagios totales del continente: Sudáfrica (705.254 casos), que continúa siendo el epicentro africano de la pandemia en cuanto a casos acumulados y activos; Marruecos (179.003), Egipto (105.547), Etiopía (89.860) y Nigeria (61.558).
Actualmente, sin embargo, preocupa sobre todo la situación en el norte de África por la gran cantidad de casos en países como Túnez, Libia o Marruecos.
Con Europa sufriendo ya de pleno su segunda ola epidémica, las voces de alarma crecen también en el continente africano a la vista del empeoramiento de los números en las últimas cuatro semanas.
Fuente y foto: EFE
Por ello, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC África) han lanzado ya serias advertencias respecto al peligro de que la fatiga lleve a un relajamiento de la vigilancia y de los protocolos de precaución.
"Hago un rotundo llamamiento al continente para que no bajemos la guardia, porque las consecuencias serían devastadoras", recalcó el pasado jueves el director de CDC África, John Nkengasong, en una comparecencia de prensa.
Solo en la semana pasada, el incremento de los casos fue del 14 %, según reiteró el viernes el propio Nkengasong en su cuenta de Twitter.
Con todo, África continúa siendo uno de los continentes menos castigados por la COVID-19, a tenor de las cifras oficiales.
Es una circunstancia que muchos expertos atribuyen a factores como su joven población, su experiencia en epidemias previas (ébola y malaria, por ejemplo), su menor interconexión y la posibilidad de que goce de cierta inmunidad de otras cepas de coronavirus.
Sin embargo, la incidencia real de la pandemia sigue sin estar nada clara en el continente, donde sólo se han realizado unos 17 millones de test -la gran mayoría concentrados en solo una decena de países- para una población de unos 1.300 millones de personas y donde consta la existencia de muchos asintomáticos.
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