La artista alcanzó la fama con la publicación del disco 'I Do Not Want What I Haven't Got', editado en 1990. En este álbum se incluyó el tema más famoso de la artista, la canción 'Nothing Compares 2 U', compuesta por Prince, con la que la irlandesa consiguió varias nominaciones para los premios Grammy. En su extensa trayectoria profesional llegó a publicar hasta diez álbumes.
Nacida en Dublín en 1966, la cantante y compositora dio sus primeros pasos en el mundo de la música en el grupo 'Tom Tom Macute' hacia 1985 y, tras una breve estancia en dicha banda, decidió establecerse en Londres, donde conoció a los miembros de 'U2' y 'The Edge' y colaboró en la composición de la banda sonora de la película 'Captive'.
En 1987 grabó su primer álbum para la discográfica Chrysalis, 'The Lion And The Cobra', que consiguió una nominación para los premios Grammy.
Tras su gran éxito a principios de década de los 90, lanzó en 1992 su tercer álbum, 'Am I Not Your Girl?', una colección de versiones de jazz que, no obstante, no consiguió el éxito esperado.
Puso también voz a la banda sonora de la película 'En el nombre del padre', en colaboración con Bono de U2.
En un comunicado, la familia de la artista ha confirmado la noticia. "Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinéad. Su familia y amigos están devastados y han solicitado privacidad en este momento tan difícil", señalaron.
Sinéad O’Connor fue una artista y una mujer pionera en la música. Escuchar hoy, por ejemplo, The lion and the cobra, su primer disco de 1987, vuelve inevitable revalorizar el poder y la originalidad de esas canciones, así como sus profundos vínculos con buena parte del pop hecho por mujeres que hoy domina el planeta (Melodrama de la neozelandesa Lorde, por ejemplo, el disco de pop que definió a los centennial, le debe bastante a ese disco publicado hace más de 30 años), destaca el portal La Tercera.
Lo mismo su tristemente célebre aparición en el programa Saturday night live, en octubre de 1992, cuando rompió en cámara una foto del Papa Juan Pablo II en protesta por los abusos sexuales a niños en la Iglesia, ganándose el odio y las burlas de la industria y de figuras como Madonna y Frank Sinatra. O ese look con la cabeza al rape que mantiene hasta hoy, toda una rareza para los códigos estéticos de la música juvenil de los años 80 pero tan en sintonía con los tiempos que corren, en los que muchas estrellas luchan contra la cosificación y por la libertad en las decisiones relativas a su cuerpo.
En paralelo, cuando aún no era una tendencia o algo aceptado socialmente por la mayoría, la cantante irlandesa rechazó sus premios Grammy de 1991 y cuestionó a la Academia, contó que era lesbiana en el 2000 -aunque luego se retractó y dijo era más bien bisexual- y siete años después le confesó a Oprah Winfrey en su programa que lidiaba con un trastorno bipolar y que había intentado quitarse la vida. Esto, por cierto, mucho antes que popstars como Demi Lovato, Selena Gomez o Billie Eilish comenzaran a hablar públicamente de su identidad de género, sus problemas de salud o sus desórdenes mentales, agrega La Tercera.
El problema es que la intérprete de The emperor’s new clothes, más que haber sido calificada de visionaria o rupturista, fue históricamente una artista incomprendida, cuestionada por el establishment, apuntada con el dedo en su momento de apogeo, tildada de loca y víctima de violencia de diverso tipo tanto en su infancia como en su ascenso al estrellato (otro logro ante el cual decidió rebelarse). Desde hace al menos tres décadas, muchos de los titulares en torno a la solista se han centrado en controversias, en sus declaraciones más incendiarias -que las hay y las sigue entregando- y en sus desequilibrios, más que en su trabajo o su valentía y honestidad para abordar estos temas.
Una deuda que el tiempo se ha encargado de remediar y que la propia O’Connor ha decidido saldar definitivamente a sus 54 años, con un libro de memorias que saldrá al mercado la próxima semana -en el Hemisferio Norte, en Chile aún sin fecha de llegada-, en el que su autora busca reescribir la historia y contarla en sus palabras, en un momento en que, uno pensaría, sus acciones y declaraciones sí serán finalmente aceptadas y comprendidas.
“Los medios me hacían pasar por loca porque no actuaba como se suponía que debía actuar una estrella del pop”, dijo en una entrevista publicada esta semana por The New York Times, para referirse a su autobiografía, titulada Rememberings (Recuerdos) y editada por Penguin Books en Estados Unidos.
“Me parece que ser una estrella del pop es casi como estar en una especie de prisión. Tienes que ser una buena chica”, declaró al diario norteamericano, en una reveladora conversación donde le da contexto a sus acciones y decisiones pasadas, al tiempo que se recuerda a sí misma como una estrella que no quiso ceder en sus convicciones pese al costo que esto trajo a su trayectoria. “No porque fuera famosa ni nada, sino porque era un ser humano, tenía derecho a levantar mi mano y decir lo que sentía”, señaló.
En el libro, según cita el periódico, la cantante asegura que “haber tenido un número uno descarriló mi carrera”, y al referirse al episodio en Saturday night live, comenta que “romper la foto me regresó al camino correcto”. Sobre el mismo capítulo, la cantante escribe en las páginas: “Podía ser yo. Hacer lo que amo. Ser imperfecta. Incluso enojarme (...) No soy una estrella del pop. Solo soy un alma atribulada que necesita gritarles a los micrófonos de vez en cuando”.
Foto y datos: EP vía DPA
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