Las precipitaciones récord registradas desde el jueves en regiones del sur, el centro y el oeste del archipiélago nipón han causado graves daños en miles de viviendas e infraestructuras, provocado la evacuación de decenas de miles de personas y dejado aisladas a poblaciones enteras.
El número de fallecidos crece por horas conforme avanzan las tareas de búsqueda y rescate y podría rozar los dos centenares, lo que la situaría entre las mayores catástrofes causadas por un fenómeno meteorológico en las últimas dos décadas en el país.
Por el momento hay 112 víctimas mortales, 3 heridos graves y 78 desaparecidos, la mayoría de ellos en las prefecturas de Hiroshima (oeste) y Okayama y Ehime (sudoeste), según los últimos datos ofrecidos por las autoridades locales y recopilados por la cadena estatal NHK.
El Gobierno confirmó hoy que las víctimas mortales superan ya el centenar, mientras que el primer ministro, Shinzo Abe, ha cancelado su gira a Europa y Oriente Medio prevista para esta semana con vistas a coordinar personalmente las tareas de asistencia a las víctimas y a visitar las zonas afectadas, dijo su portavoz.
Unos 73.000 efectivos de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército), la policía y los bomberos continúan hoy con las operaciones de búsqueda de desaparecidos y de rescate de personas que se refugiaron en techos de edificios inundados, tareas en las que participan también 73 helicópteros y decenas de embarcaciones.
La mayoría de los muertos y desaparecidos resultaron arrastrados por las crecidas de ríos o desbordes de diques, o atrapados en corrimientos de tierra y derrumbes de edificios provocados por las precipitaciones, que alcanzaron los 1.600 milímetros acumulados en algunos puntos, el mayor nivel registrado desde 1976.
Las autoridades niponas llegaron a recomendar la evacuación de 5,9 millones de ciudadanos de 19 prefecturas durante el fin de semana, y el domingo más de 30.000 personas pasaron la noche en refugios, según datos del Gobierno.
En la localidad de Mabicho (Okayama), una de las más castigadas, unas 1.200 hectáreas o dos tercios de su superficie quedaron totalmente inundadas en cuestión de horas, lo que empujó a un millar de personas a refugiarse en los techos o azoteas de las 4.600 viviendas que fueron engullidas por el agua y el barro.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ya ha retirado el nivel máximo de alerta en las zonas afectadas, aunque mantiene los avisos por inundaciones y corrimientos de tierra en varias prefecturas.
El Ministerio de Territorio, Infraestructura, Transporte y Turismo está empleando camiones de drenaje para extraer el agua de las zonas anegadas, aunque esta tarea podría tardar dos semanas en completarse.
Las lluvias también provocaron la suspensión de decenas líneas ferroviarias y el cierre de numerosas carreteras, interrupciones que continúan durante la jornada de hoy.
Asimismo, la catástrofe ha afectado a empresas como las automovilísticas Mazda, Toyota y Mitsubishi o la tecnológica Panasonic, que se vieron obligadas a suspender la producción en varias de sus plantas, y ha alterado la red logística del gigante del comercio digital Amazon y de otras compañías niponas de transporte.
El fenómeno meteorológico es de los más devastadores que se recuerdan en un país donde las condiciones climáticas extremas son habituales, sobre todo en la época estival de lluvias y tifones.
Más de 70 personas murieron en los corrimientos de tierra causados por lluvias torrenciales en Hiroshima en 2014, mientras que el paso de los tifones Haikui (2012) y Ewiniar (2006) por el archipiélago de Okinawa dejó, respectivamente, 105 y 141 muertos.
Foto: EFE
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